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Dettifoss y Húsavik, hogar de ballenas

Dettifoss

DIA 7: Cascada Dettifoss – Selfoss – Ásbyrgi – Husavik

Hoy nos dirigimos hacia la cascada Dettifoss una de las grandes maravillas del viaje y una de los imprescindibles en Islandia si llegas al norte. Para llegar y ver la cascada hay dos opciones, por la carretera 864 o por la 862. Nosotros elegimos la 862 y es la que os recomendamos para ver Dettifoss de frente.

Índice

    Dettifoss y Selfoss

    Dejamos el coche en el parking y fuimos primero a visitar la cascada de Selfoss, que estaba a pocos metros de Dettifoss. Hay que seguir el sendero por la derecha para ver Selfoss. Nos quedamos alucinados viendo la cantidad de agua que cae por las montañas y las dimensiones de la catarata.

    Pero si esto nos dejó alucinados, Dettifoss es una auténtica maravilla que nos dejó con la boca abierta. Con sus 100 metros de ancho, una caída de 44 metros y sus 200 m³ por segundo, (sí habéis leído bien, ¡por segundo!) la convierten en la más caudalosa de Europa.

    El entorno es alucinante, con una vegetación de un verde escandaloso y hasta te puedes mojar con el agua en suspensión. Si tienes la suerte de tener un día soleado (como el que por fin nos hizo a nosotros) la bruma que crea Dettifoss te dejará ver el arcoiris cruzando el cañón por el que cae el agua.

    Dettifoss sur
    Dettifoss sur
    Dettifoss
    Día 7: Dettifoss y Húsavik

    Aprovechamos para dar una vuelta por el cañón Jökulsárgljúfur, que sigue el curso del río Jökulsá á Fjöllum, el más caudaloso y el segundo más largo de toda Islandia. No es de extrañar al ver la cantidad de agua que cae por Dettifoss.

    Hicimos una ruta de unos 8 km hasta el cañón de Hafragilsfoss. Parece que no se va a ninguna parte, pero tan solo hay que seguir la ruta marcada para llegar a la orilla del cañón.

    Ásbyrgi, la huella de Sleipnir

    Continuamos por la carretera 862 hasta Ásbyrgi un cañón con áreas boscosas, algo muy complicado de encontrar en Islandia. El paseo para recorrer el cañón es fácil. Los caminos te llevan por el interior del cañón hasta el estanque, desde donde pueden verse acantilados que tienen unos 100 metros de altura.

    En esta zona hay varias rutas, entre ellas se puede hacer ruta de 12 km por encima de las montañas y ver todo el cañón en forma de herradura. Será otra cosa que hacer cuando volvamos a Islandia.

    Cañón de Asbyrgi
    Cañón de Asbyrgi
    Estanque Ásbyrgi
    Estanque Ásbyrgi

    Húsavik, bahía de ballenas

    Pasamos la tarde en Húsavik, un pueblo pesquero con mucho ambiente en verano. Las terrazas estaban repletas con la gente en las terrazas disfrutando del sol. Después de tantos días, de repente, nos alegraba ver tanta vida.

    Estuvimos buscando unas piscinas naturales que por desgracia estaban cerradas. En su lugar han creado las lagunas del Geosea Sea Spa con vistas al mar (4.300 ISK, 27€ pax).

    Húsavik es conocido en el mundo por ser un de los mejores sitios para el avistamiento de ballenas y también frailecillos. Hay varias empresas en el puerto que por unos 65€ por persona ofrecen excursiones mar a dentro para disfrutar de la experiencia.

    Además, es uno de los mejores sitios para disfrutar de la gastronomía islandesa. En Húsavik uno de los platos típicos es el bacalao y la sopa de pescado.

    Húsavik
    Húsavik

    Nosotros pasamos del frío islandés al verano, por lo que acabamos comiendo helados. Es curioso ver cómo cambia tanto el clima en Islandia dependiendo de la zona de la isla. En la costa norte el clima en verano es mucho mejor que en el sur.

    Húsavik, sol de medianoche y auroras boreales

    En invierno, Húsavik es una de las mejores zonas para ver auroras boreales porque el cielo suele estar más despejado.

    Como por fin estábamos en la costa norte, lo mejor que podíamos hacer (solo en verano), era disfrutar del sol de medianoche islandés. Un auténtico espectáculo, ideal para sentarse a disfrutarlo con una cerveza, por supuesto.

    Decidimos irnos pronto al Hi Hostel Berg, está situado cerca de la desembocadura de un río y suele haber focas, aunque en esta ocasión no tuvimos la suerte de verlas.

    En el Hi Hostel Berg tuvimos una noche muy agradable viendo el sol de medianoche junto con el resto de huéspedes, Ángela una chica gallega que trabajaba ese verano y una familia francesa. Notareis que en el norte el turismo es mucho menor que en el sur de la isla. Lo cierto que con nuestras cervezas y la compañía echamos un buen día.